¿Inmortalidad del alma? ¿Qué enseñaban los primeros cristianos
¿Inmortaliad del alma? ¿Qué enseñaban los primeros cristianos?
COGwriter
La vasta mayoría de las confesiones Greco-Romanas del Catolicismo Romano, Ortodoxismo Oriental, y Protestantismo creen que los humanos tienen un alma inmortal. Sin embargo, la Continuación de la Iglesia de Dios no.
¿Qué enseña la Biblia?
¿Cuál era la enseñanza sobre estode los líderes de la primera iglesia, a menudo venerados como santos por los Greco-Romanos?
Este fue mencionado en un sermón titulado ¿Son los humanos inmortales? que fue visto por muchos ayer en la Continuación de la Iglesia de Dios ayer.
Los términos inmortal e inmortalidad no se encuentran en el Antiguo Testamento (NKJV).
De manera interesante, Ezequiel registró:
He aquí, todas las almas son Mías
El alma del padre
Como también el alma del hijo son Mías;
El alma que pecare morira. (Ezequiel 18: 4).
Note que Ezequiel dice que las almas que pequen morirán. Pero puesto que está señalado que todos los hombres mueran una vez (Hebreos 9: 27), ¿Esto está hablando de la primera o de la segunda muerte? (Apocalipsis 2: 11; 20: 6, 14; 21: 8)?
Bien, note los próximos siguientes versículos de Ezequiel:
Si un hombre es justo y practica el derecho y la justicia –no come sobre los montes, no alza sus ojos hacia los ídolos de la casa de Israel, no mancilla a la mujer de su prójimo, no se une a mujer menstruosa, no oprime a nadie, devuelve su prenda a quien le debe, no comete robo, da de su pan al hambriento y cubre con su ropa al desnudo, no presta con usura ni cobra intereses, retrae su mano de la maldad, obra verdadera justicia entre hombre y hombre, camina según mis estatutos y guarda mis decretos para actuar de acuerdo con la verdad–, éste es justo. Este vivirá, dice el Señor Eterno. (Ezequiel 18: 5-9)
Ezequiel está hablando obviamente de la primera muerte.
¿Por qué?
Note que el hombre justo vivirá. Esto es en contraste con aquel que practica el pecado, quien morirá. Y, piense acerca de este punto, el hombre justo todavía estaba vivo, por lo tanto el hecho de que él vivirásugiere que Dios lo resucitará a él para que él pueda vivir por siempre.
Ezequiel básicamente continúa y advierte de nuevo:
El alma que pecare morirá. (Ezequiel 18: 20)
Estos escritos en el Antiguo Testamento parecen establecer el escenario para los escritos en el Nuevo Testamento.
El Nuevo Testamento
El Nuevo Testamento enseña las mismas doctrinas básicas que el Antiguo Testamento, pero tiende a expandir sobre ellas.
Jesús confirmó que las almas pueden ser destruídas cuando Él enseñó:
Y no temáis a aquellos que matan el cuerpo pero no pueden matar el alma. Sino más bien temed a Aquél que es capaz de destruir el cuerpo y el alma. (Mateo 10: 28)
Si las almas fueran verdaderamente inmortales, entonces ellas no podrían ser destruidas. Jesús enseñó que la muerte era como un sueño:
11 Estas cosas dijo Él, y después de éso Él les dijo a ellos, “Nuestro amigo Lázaro duerme, pero yo voy a despertarlo”. 12 Entonces Sus discípulos dijero, “Señor, si él duerme él estará bien.” 13 Sin embargo, Jesús hablaba de su muerte, pero ellos pensaban que Él estaba hablando acerca de tomar descanso en el sueño. 14 Entonces Jesús les dijo a ellos abiertamente, “Lázaro está muerto”. (Juan 11: 11-14)
Note también que Jesús enseñó que la vida eterna iba a ser dada en un tiempo posterior, en la era por venir:
29 De cierto, yo os digo, que no hay nadie que haya dejado casa o parientes o hermanos o esposa o hijos, por causa del reino de Dios 30 que no reciba muchas más veces en este tiempo presente, y en la era por venir vida eterna (Lucas 18: 29-30).
Así, los humanos no poseen vida eterna ahora. Los muertos están durmiendo ahora:
14 Por lo tanto Él dice: “Despertad, vosotros que dormís, Levantáos de la muerte, y Cristo os dará su luz”. (Efesios 5: 14)
Quizás el más famoso pasaje en el Nuevo Testamento es Juan 3: 16. Él afirma:
Pues Dios amó tanto al mundo que Él dio a Su Hijo Unigénito, para que quienquiera que crea en Él no perezca sino que tenga vida eterna.
Note el contraste arriba. Los humanos perecerían (y esto significa eternamente, puesto que todos mueren físicamente) si Dios no hubiera amado al mundo lo suficiente para enviar a Jesús de manea que los que crean puedan tener vida eterna.
Pablo claramente entendía este concepto puesto que aquí está algo de lo que él escribió acerca de la inmortalidad:
1 Corintios 15: 51-54 51 He aquí, yo les dijo a ustedes un misterio: Nosotros no todos dormiremos, sino que nosotros seremos cambiados –52 en un momento, en el abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta. Pues la trompeta sonará, y los muertos serán levantados incorruptibles, y nosotros seremos cambiados. 53 Pues esto corruptible debe ser puesto en incorrupción, y esto mortal debe ser puesto en inmortalidad. 54 Así cuando esto corruptible haya sido puesto en incorrupción, y esto mortal haya sido puesto en inmortalidad, entonces llegará a pasar lo que dice lo que está escrito: “La muerte es tragada por la victoria”. NKJV (1 Corintios 15: 51-54)
Note que Pablo está dciendo que nosotros debemos ser cambiadosen orden a poseer la inmortalidad, y que los muertos que duermen serán levantados. Y que esto ocurre en la resurrección. Ningún humano tiene inmortalidad ahora.
Ni Pablo puesto que él enseñó:
Yo he sufrido la pérdida de todas las cosas, y las cuento a ellas como basura, para que yo pueda ganar a Cristo y ser hallado en Él, no teniendo mi propia justicia, que es de la ley, sino la que es a través de la fe en Cristo, la justicia que es de Dios por fe; para que yo pueda conocerlo a Él y el poder de Su resurrección, y participar de Sus sufrimientos, siendo confortado por Su muerte, si, por cualquier medio, yo puedo alcanzar la resurrección de los muertos.
No que yo lo haya alcanzado ya, o que ya sea perfecto; sino que yo me esfuerzo, para que yo pueda afirmar lo que Cristo Jesús también ha afirmado de mí. Hermanos, yo no me cuento a mí mismo haber sido aprehendido. (Filipenses 3: 8-13)
De esta manera, la inmortalidad alcanzada en la resurrección no es algo que los cristianos tengan hoy.
Adicionalmente, todos los humanos no pueden posiblemente tener inmortalidad ahora. Note lo que el apóstol Juan enseñó:
…ustedes saben que ningún homicida tiene vida eterna morando en él. (1 Juan 3: 15)
Puesto que muchas personas son o han sido homicidas, esto prueba que no todos los humanos poseen inmortalidad.
Realmente, mire quién es el único que tiene inmortalidad:
Aquél que es el bendecido y único Potentado, el Rey de reyes y el Señor de señores, quien solo tiene inmortalidad. (1 Timoteo 6: 15-16)
De esta manera, Jesús es el único que fue nacido humano quien sóloactualmente posee inmortalidad.
Además de las citas de arriba, los siguientes son todos las veces remanentes de la NKJV que usan el término inmortal o inmortalidad:
6 El recompensará a cada uno conforme a sus obras: 7 vida eterna a los que por su perseverancia en las buenas obras buscan gloria, honra e incorrupción; (Romanos 2: 6-7)
10 y ahora ha sido manifestada por la aparición de nuestro Salvador Cristo Jesús. El anuló la muerte y sacó a la luz la vida y la inmortalidad por medio del evangelio, (2 Timoteo 1: 10)
16 No obstante, por esta razón recibí misericordia, para que Cristo Jesús mostrase en mí, el primero, toda su clemencia, para ejemplo de los que habían de creer en él para vida eterna. 17 Por tanto, al Rey de los siglos, al inmortal, invisible y único Dios, sean la honra y la gloria por los siglos de los siglos. Amén. (1 Timoteo 1: 16-17)
Note que cada pasaje en la Biblia que usa el término inmortal o inmortalidad dice que Jesús tiene inmortalidad; que los humanos no la tienen, que Jesús vino para que los humanos puedan tenerla, y que Él vino a abolir la muerte.
¿Por qué sería este acaso el asunto si los humanos ya fueran inmortales?
Adicionalmente si bien algunos han usado el término “alma que duerme” en una forma negativa hacia aquellos de nosotros que creemos que la muerte es como un sueño, note lo que el apóstol Pablo fue inspirado a escribir:
16 Pues si los muertos no resucitan, entonces Cristo no ha resucitado. 17 Y si Cristo no ha resucitado, vuestra fe es vana; vosotros todavía estáis en vuestros pecados! 18 Entonces también todos aquellos que han caído dormidos en Cristo han perecido. (1 Corintios 15: 16-18)
Es apropiado para los cristianos enseñar y creer que la muerte es como un sueño. Aquellos que condenan las “armas que duermen” están también condenando a Jesús y al apóstol Pablo.
Escritos de la iglesia del siglo segundo
Pero ¿Qué hay acerca de la primera Iglesia? Después de que los apóstoles murieron (Siendo Juan el último alrededor de 100 D.C.), hubo escritores cristianos tempranos que continuaron enseñando lo que los apóstoles enseñaron, que es lo que está en el Antiguo y el Nuevo Testamento. Muchos de los escritos del siglo segundo aquí son de santos de la verdadera Iglesia de Dios, y la mayoría de estos escritos son aceptados como viniendo de “santos” de acuerdo a las iglesias Greco-Romanas.
Aquí está algo de lo que se cree es el “más viejo sermón cristiano completo que ha sobrevivido” (Holmes M.W. Ancient Christian Sermon. The Apostolic Fathers: Greek Texts and English Translations, 2nd ed. Baker Books, Grand Rapids, 2004). Este Antiguo Sermón Cristiano contiene estas declaraciones acerca de ello:
Ahora yo no pienso que yo haya dado por ningún medio consejo acerca de la continencia, y quienquiera que llevara eso a cabo y no se arrepienta de ello, sino que salve tanto a sí mismo como a mí su consejero. Pues no hay medio de retribuir convertir a un alma que yerra y está pereciendo, para que ella pueda ser salvada. (15: 1).
Pues si nosotros recibimos mandamiento, que nosotros deberíamos hacer de esto nuestro asunto, apartar a los hombres lejos de los ídolos e instruirlos entonces, cuánto más es equivocado que un alma que conoció a Dios ya deba perecer! (17: 1).
Las almas que pueden perecer no son inmortales.
Note esto de la Carta a los Efesios de Ignacio:
Por este fin sufrió el Señor el ungimiento derramado sobre Su cabeza, para que Él pudiera inspirar la inmortalidad dentro de Su Iglesia (Capítulo 17).
Especialmente [haré yo esto] si el Señor me hace saber a mí que vosotros venís juntos hombre por hombre en común a través de la gracia, indivualmente, en una fe, y en Jesucristo, quien era de la semilla de David de acuerdo a la carne, siento tanto el Hijo del hombre y el Hijo de Dios, así que vosotros obedeced al obispo y presbítero con una mente individida, compartiendo del único y mismo pan, que es la medicina de la inmortalidad, y el antídoto para prevenirnos de morir, pero [que hace] que nosotros vivamos para siempre en Jesucristo. (Capítulo 20).
Ignacio está esencialmente enseñan(mdo que Cristo sufrió para dar inmortalidad a la Iglesia y nosotros en la Iglesia cuando participamos apropiadamente de la Pascua podemos vivir para siempre en Cristo –de otra manera nosotros moriríamos.
Sed sobrios como un atleta de Dios: El premio puesto delante de vosotros es la inmortalidad y la vida eterna, de la cual vosotros estáis persuadidos. (Ignacio. Carta a Policarpo, capítulo 2).
Policarpo de Esmirna (mitad del siglo 2o.) enseñaba que el cuerpo y el alma iban a ser resucitados, por lo tanto él enseñaba contra la doctrina de la inmortalidad del alma:
Yo los bendigo a ustedes porque ustedes me han considerado a mí digno de este día y hora, de que yo pueda recibir un lugar entre el número de mártires en la copa de su Cristo, para la resurrección a vida eterna, tanto del alma y del cuerpo, en la incorruptibilidad del Espíritu Santo (El Martirio de Policarpo, 14: 2. En Holmes M.W. The Apostolic Fathers, Greek Texts and English Translations. Baker Books, Grand Rapids (MI), 2004, p.239).
Si bien la Iglesia Ortodoxa Griega de Antioquía ahora lo lista a él en su lista de sucesión, alrededor de 170 D.C. Teófilo de Antioquía escribió una posición que parece diferir de la actual doctrina sobre la inmortalidad de los Ortodoxos Orientales:
Cuando tú hayas salido de lo mortal, y puesto en incorrupción, entonces tú verás a Dios válidamente. Pues Dios levantará tu carne inmortal con tu alma, y entonces, habiendote hecho inmortal, tú verás al Inmortal, si ahora tú crees en Él; y entonces tú sabrás que tú has hablado injustamente contra Él (Teófilo de Antioquía. A Autolycus, Libro I, capítulo VI. Traducido por Marcus Dods, A.M. Excerpted from Ante-Nicene Fathers, Volume 2. Edited by Alexander Roberts & James Donaldson. American Edition, 1885. Online Edition Copyright © 2004 by K. Knight).
Pues si Él lo hubiera hecho a él inmortal desde el comienzo, Él lo habría hecho a él Dios… así que si él se inclinara a las cosas de la inmortalidad, guardando los mandamientos de Dios, él recibiría como recompensa de Él la inmortalidad, y se convertiría en Dios… Pues Dios nos ha dado a nosotros una ley y santos mandamientos; y cada uno que guarda estos puede ser salvado, y, obteniendo la resurrección, puede heredar la incorrupción. (Theophilus of Antioch. To Autolycus, Book 2, Chapter XXVII. Translated by Marcus Dods, A.M. Excerpted from Ante-Nicene Fathers, Volume 2. Edited by Alexander Roberts & James Donaldson. American Edition, 1885. Online Edition Copyright © 2004 by K. Knight).
Pero Dios al final, el Padre y Creador del universo no abandonó a la humanidad, sino que dio una ley, y envió santos profetas a declarar y a enseñar a la raza de los hombres que cada uno de nosotros podía despertar y entender que hay un Dios. Y ellos también nos enseñaron a nosotros a refrenarnos de injusta idolatría, y adulterio, y homicidio, fornicación, hurto, avaricia, falso testimonio, ira, y toda incontinencia e inmundicia; y que lo que quiera que un hombre no desee que se le haga a él mismo, él no lo haga a otro; y de esta forma quien actúa correctamente escapará de los castigos eternos, y será considerado digno de la vida eterna de Dios. (Theophilus of Antioch. To Autolycus, Book 2, Chapter XXXIV. Translated by Marcus Dods, A.M. Excerpted from Ante-Nicene Fathers, Volume 2. Edited by Alexander Roberts & James Donaldson. American Edition, 1885. Online Edition Copyright © 2004 by K. Knight).
Probablemene antes de 180 D.C., Melito de Sardis, un famoso líder de la iglesia y escritor, escribió:
Él mató a la muerte que había puesto al hombre en muerte. (Melito. Homily On the Passover, Verse 66. Translation from Kerux: The Journal of Online Theology, http://www.kerux.com/documents/KeruxV4N1A1.asp 09/14/05).
Y por esto, Melito está enseñando que Jesús podía proveer inmortalidad, puesto que los humanos no la poseen (él obviamente no se está refiriendo a la muerte física, pusto que los cristianos han muerto a través de toda la historia).
Incluso si bien él mantuvo algunas opiniones heréticas, Ireneo, [quien] es considerado haber sido uno de los primeros teólogos importantes por Católicos y Protestantes (alrededor de 180 D.C.), escribió que:
Cristo Jesús, nuestro Señor, y Dios, y Salvador, y Rey …puede, en ejercicio de Su gracia, conferir inmortalidad a los justos, y santos, y a aquellos que han guardado Sus mandamientos. (Ireneo. Adversus haereses, Book 1, Chapter 10, Verse 1. Excerpted from Ante-Nicene Fathers, Volume 1. Edited by Alexander Roberts & James Donaldson. American Edition, 1885. Online Edition Copyright © 2004 by K. Knight).
Así Ireneo entendía la idea de que los humanos no poseen inmortalidad y que ella es un regalo de Dios. Y este regalo sólo es dado a aquellos que guardan Sus mandamientos.
Él también entendía que la resurrección era física:
Nostros por lo tanto hemos formado la creencia de que [nuestros] cuerpos también se levantarán de nuevo. Pues si bien ellos van a corrupción, no obstante ellos no perecen; pues la tierra, recibiendo los restos, los preserva, incluso como fértil semilla mezclada con suelo más fértil. De nuevo, un grano desnudo es sembrado, y germinando por la orden del Dios su Creador, se levanta de nuevo, vestido y glorioso, pero antes de que haya muerto y sufrido descomposición, y se haya mezclado con la tierra (Ireneo. Fragmentos de Ireneo, Fragmento VII. Translated by Alexander Roberts and James Donaldson. Excerpted from Volume I of The Ante-Nicene Fathers (Alexander Roberts and James Donaldson, editors); American Edition copyright © 1885. Electronic version copyright © 1997 by New Advent, Inc.).
E incluso si bien él no fue parte de la verdadera Iglesia de Dios, Justino escribió:
Justino también afirmó, “Pues yo escojo seguir no a hombres o a doctrinas de hombres, sino a Dios y las doctrinas [entregadas] por Él. Pues si ustedes han caído con algunos que son llamados cristianos, pero que no admiten esta [verdad], y se aventuran a blasfemar del Dios de Abraham, y el Dios de Isaac, y el Dios de Jacob; aquellos que dicen que no hay resurrección de los muertos, y que sus almas, cuando ellos mueren, son llevadas al cielo; no imaginen que ellos son cristianos“. (Diálogo. Capítulo 80).
Aunque aquellos de nosotros en la Continuación de la Iglesia de Dios estaríamos de acuerdo en que las almas mueren (Ezequiel 18: 4) y no son llevadas al cielo despues de la muerte (Job 14: 14; Juan 3: 13), aquellos en las iglesis Católicas, Ortodoxas, y Protestantes parecerían estar en desacuerdo con Justino aquí.
El apologista del siglo segundo Tatiano y asociado de Justino escribió:
El alma no es en sí misma inmortal, Oh griegos, sino mortal. Sin embaro es posible para ella no morir. Si, ciertamente, ella no conoce la verdad, ella muere, y es disuelta con el cuerpo, pero se levanta de nuevo al fin del mundo con el cuerpo, recibiendo muerte como pena en inmortalidad. (Tatiano. Translated by J.E. Ryland. Tatian’s Address to the Greeks, Chapter XIII . Excerpted from Ante-Nicene Fathers, Volume 2. Edited by Alexander Roberts & James Donaldson. American Edition, 1885. Online Edition Copyright © 2004 by K. Knight).
Polícrates de Éfeso en el final de siglo segundo escribió y dijo al Obispo Romano Víctor:
Por qué necesito yo mencionar al obispo y mártir Sagaris quien cayó dormido en Laodicea, o al bendecido Papirius, o a Melito, el Eunuco quien vivió completamente en el Espíritu Santo, y quien yace en Sardis, esperando el episocopado de los cielos, cuando él se levante de los muertos? (Eusebius. Church History, Book V, Chapter 24, Verse 5. Translated by Arthur Cushman McGiffert. Excerpted from Nicene and Post-Nicene Fathers, Series Two, Volume 1. Edited by Philip Schaff and Henry Wace. American Edition, 1890. Online Edition Copyright © 2004 by K. Knight).
De esta manera la inmortalidad era algo que había de ser obtenido, no algo inherente. Y la idea de que el destino del hombre era convertirse en Dios era conocida en el siglo segundo.
Tertuliano fue un líder religioso del siglo segundo por fuera de la Iglesia de Dios. Y si bien él mantuvo doctrinas que nosotros en la COG encontraríamos que son heréticas, él es considerado haber sido uno de los primeros teólogos importantes por los Católicos Romanos. Tertuliano escribió:
La resurrección es primero, y después el reino. Nosotros decimos, por lo tanto, que la carne se levanta de nuevo, pero que cuando cambia ella obtiene el reino. “Pues los muertos serán levantados incorruptibles”, incluso aquellos que habían sido corruptibles cuando sus cuerpos cayeron en decaimiento; “y nosotros seremos cambiados, en un momento, en un abrir y cerrar de ojos. Pues esto corruptible” –y en cuanto él hablaba, el apóstol aparentemente señalaba su propia carne– “debe ser puesto en incorrupción, y esto mortal debe ser puesto en inmortalidad” en orden, ciertamente, para que ella pueda ser convertida en una sustancia apropiada para el reino de Dios. “Pues nosotros seremos como los ángeles.” Este srá el cambio perfecto de nuestra carne –sólo después de su resurrección. Ahora si, por el contrario, no ha de haber carne, cómo entonces se pondrá ella en incorrupción e inmortalidad? Habiendo entonces convertídose en algo más por su cambio, ella obtendrá el reino de Dios, no más la (vieja) carne y sangre, sino el cuerpo que Dios le habrá dado a ella. Justamente entonces el apóstol declara, “Carne y sangre no pueden heredar el reino de Dios;” por este (honor) él adscribe a la cambiada condición que sigue a la resurrección. (Tertullian. Against Marcion, Book V, Chapter 10. Excerpted from Ante-Nicene Fathers, Volume 3. Edited by Philip Schaff, D.D., LL.D. American Edition, 1885. Online Edition Copyright © 2005 by K. Knight).
De esta forma, él está enseñando correctamente que nosotros no somos ahora inmortales y que no somos aptos para el reino de Dios –esto ocurre después de la resurrección.
Siglo tercero
El obispo Católico Hipólito fue un líder religioso del siglo tercero por fuera de la Iglesia de Dios. Y si bien él mantuvo doctrinas que nosotros en las COGs encontraríamos que son hereticas, él es considerado haber sido uno de los mayores primeros teólogos por los Católicos Romanos.
Hipólito escribió:
Creemos entonces, queridos hermanos, de acuerdo a la tradición de los apóstoles, que Dios el Verbo vino de los cielos, (y entró) en la santa Virgen María, en orden a que, tomando la carne de ella y asumiendo también un humano, por el cual yo quiero decir un alma racional, y convirtiéndose así en todo lo que un hombre es excepto en el pecado, Él pudiera salvar a los hombres caídos, y conferir inmortalidad a los hombres que crean en Su nombre. (Hippolytus. Against Noetus, Chapter 17. Excerpted from Ante-Nicene Fathers, Volume 5. Edited by Alexander Roberts & James Donaldson. American Edition, 1886. Online Edition Copyright © 2005 by K. Knight).
Note que Hipólito enseñaba que Jesús necesitaba venir en orden a conferir inmortalidad a los hombres. Él no habría tenido que hacer eso si los humanos fueran inmortales.
Hipólito también escribió:
Pues concerniente a la general resurrección y al reino de los santos, Daniel dice, “Y muchos de ellos que duermen en el polvo de la tierra se despertarán, algunos para vida eterna, y otros para vergüenza y perdurable condena.” E Isaías dice,”Los muertos se levantarán, y aquellos en las tumbas se despertarán, y aquellos en la tierra se regocijarán.” Y nuestro Señor dice: “Muchos en ese día escucharán la voz del Hijo de Dios, y aquellos que escuchen vivirán.” (Hippolytus. On the End of the World, Chapter XXXVI. Excerpted from Ante-Nicene Fathers, Volume 5. Edited by Alexander Roberts & James Donaldson. American Edition, 1886. Online Edition Copyright © 2005 by K. Knight).
Note que Hipólito está mostrando que los muertos son como los que duermen y que los muertos serán levantados.
El obispo Católico Victorinus (ca. final del siglo tercero) escribió:
“Al que venza yo le daré el maná escondido, y yo le daré a él una piedra blanca.” El maná escondido es la inmortalidad; la gema blanca es la adopción para ser hijo de Dios; el nuevo nombre escrito en la piedra es “Cristiano”. (Victorinus. Commentary on the Apocalypse. Translated by Robert Ernest Wallis. From Ante-Nicene Fathers, Vol. 7. Edited by Alexander Roberts, James Donaldson, and A. Cleveland Coxe. (Buffalo, NY: Christian Literature Publishing Co., 1886.) Revised and edited for New Advent by Kevin Knight. <http://www.newadvent.org/fathers/0712.htm> viewed 12/27/08)
No habría ninguna razón para dar inmortalidad si ella ya fuese poseída desde el nacimiento.
Con respecto a las personas del siglo tercero, Eusebio escribió acerca de algunos en Arabia:
Ellos dicen que durante el presente tiempo el alma humana muere y perece con el cuerpo, pero que en el tiempo de la resurrección ellos serán renovados juntos (Eusebius. Church History, Book VI, Chapter 37)
Las doctrinas de la inmortalidad del alma parecen entrar en las iglesias Greco-romanas de compromisos con el paganismo y probablemente se originaron en Egipto. Un documento espurio aparentemente del siglo segundo o de comienzos del siglo tercero puede haber sido usado para introducir la herejía de la inmortalidad en los Ortodoxos Alejandrinos:
Ahora, la prueba de que el alma es inmortal será dada sin duda, no de lo que se dice, o de lo que yo escuche, sino de lo que yo veo: Pues al ver con mis ojos, yo siempre tendré después la más segura convicción de su inmortalidad; y ninguna falacia de palabras o incertidumbre de oído será capaz de perturbar la persuasión producida por la vista. (Los reconocimientos de Clemente, 1.5 En los Padres Ante-Nicenos, Rev. Alexander Roberts and James Donaldson, editors, Vol. VIII. Grand Rapids, Michigan: Wm. B Eerdmans Publishing Company, reprinted 1995. Nota: Este texto es considerado haber sido espurio y probablemente no escrito por Clemente de Alejandría. Parece ser un documento del siglo segundo y podría haber impactado las visiones de Gregorio el Obrador de Milagros y otros).
Note que lo que se dice de la inmortalidad arriba NO ESTÁ basado en la Biblia, sino en lo que el autor dice ver. La Biblia enseña que nosotros hemos de “caminar por fe, no por vista” (2 Corintios 5:7) –sin embargo quizás el primer escrito “pro-inmortalidad” Greco-Romano no apela a la escritura, a diferencia de lo que hicieron los futuros escritores sobre la inmortalidad.
Puesto que se cree que Orígenes se refirió a esta obra de Reconocimiento c. 231, él habría estado familiarizado con ella, si bien algunos creen que [algunos] pasajes pueden haber sido añadidos a ella en el siglo cuarto o incluso en centurias posteriores. (Smith T. Introductory Notice to The Recognitions of Clement. ANTE-NICENE FATHERS VOLUME 8. The Twelve Patriarchs, Excerpts and Epistles, The Clementina, Apocrypha, Decretals, Memoirs of Edessa and Syriac Documents, Remains of the First Ages Edited by ALEXANDER ROBERTS, D.D., and JAMES DONALDSON, LL.D. Revised and Chronologically Arranged, with Brief Prefaces and Occasional Notes by A. CLEVELAND COXE, D.D. T&T CLARK EDINBURGH, pp. 73-74).
Pero debería anotarse que en la segunda mitad del siglo tercero un místico a menudo referido como Gregorio el Obrador de Milagros. Gregorio estudió bajo Orígenes en Alejandría, Egipto. Gregorio fue el primero en decir que vio a “María”, ayudó a introducir doctrinas heréticas, y puede haber sido el primero de los obispos Greco-Romanos en enseñar que el alma era inmortal:
Nosotros probamos, entonces, que el alma es simple… que lo que es simple es inmortal… Si, por lo tanto, el alma no se corrompe, por el propio mal a sí misma, y el mal del alma es cobardía, intemperancia, envidia, y lo demás similar, y todas estas cosas no la despojan de sus poderes de vida y acción, se sigue que el alma es inmortal. (Gregory Thaumaturgus. On the Soul, Chapters 5, 6. Translated by S.D.F. Salmond. From Ante-Nicene Fathers, Vol. 6. Edited by Alexander Roberts, James Donaldson, and A. Cleveland Coxe. Buffalo, NY: Christian Literature Publishing Co., 1886. Revised and edited for New Advent by Kevin Knight. <http://www.newadvent.org/fathers/0608.htm> viewed 06/05/11)
La arena es simple, pero eso no la hace a ella inmortal, no obstante la simplicidad es el argumento que supuestamente es prueba de la falsa doctrina.
Y aunque esta doctrina no fue comúnmente aceptada por un tiempo, su cambio fue aceptado (si bien en un grado significativo a causa de otros, pero también probablemente alguno a quien él al menos afectó indirectamente). Pero ella nunca debería haber sido aceptada. En Ezequiel 18: 4 en la Biblia Douay-Rheims (una muy bien conocida rendición Católica Romana de la escritura a la lengua inglesa) enseña, “el alma que pecare, la misma morirá” y “El alma que pecare, la misma morirá” en Ezequiel 18: 20.
Siglo cuarto
Atanasio fue un líder religioso del siglo cuarto por fuera de la Iglesia de Dios. Y si bien él mantuvo doctrinas que nosotros en la COG encontraríamos ser heréticas (incluyendo algunas mantenidas por Gregorio Taumaturgo), él es considerado ser un gran santo y una figura histórica por los Católicos Romanos y Ortodoxos Orientales.
Pero incluso él entendía el concepto de que después de la resurrección, que los cristianos iban a convertirse en Dios y que ellos tenían que heredar la inmortalidad, puesto que el hombre de otra manera es mortal. Note lo que él escribió:
…que por muerte la inmortalidad ha alcanzado a todos, que por el Verbo convertirse en hombre, la Providencia univesal ha sido conocida, y su Dador y Artífice el propio Verbo de Dios. 3 Pues Él fue hecho hombre para que nosotros pudiéramos ser Dios; y él se manifestó a Sí mismo por un cuerpo para que nosotros pudiéramos recibir la idea del Padre invisible; y Él soportó la insolencia de los hombres para que nosotros pudiéramos heredar la inmortalidad. (Athanasius. On the Incarnation of the Word, Chapter 54, Verses 2-3. Excerpted from Nicene and Post-Nicene Fathers, Second Series, Volume 4. Edited by Philip Schaff and Henry Wace. American Edition, 1892. Online Edition Copyright © 2005 by K. Knight).
…por nosotros, que nosotros que somos mortales y temporales, el Señor, haciéndose hombre, pudiera hacer inmortal, y llevarnos al reino eterno de los cielos? (Athanasius. Discourse I Against the Arians, Chapter 48, Verse 1. Excerpted from Nicene and Post-Nicene Fathers, Second Series, Volume 4. Edited by Philip Schaff and Henry Wace. American Edition, 1892. Online Edition Copyright © 2005 by K. Knight).
‘El Verbo se hizo carne’, para que Él pudiera ser capaz de la Divinidad… Él nos creó a nosotros, la Economía de nuestra salvación; que si bien por el engaño de la serpiente nosotros caímos de Él, nosotros podamos no permanecer completamente muertos, sino tener en el Verbo la redención y salvación que fue al principio preparada para nosotros, que nosotros podamos levantarnos de nuevo y permanecer inmortales, al tiempo que Él habría creado para nosotros ‘un comienzo de las cosas’ y Él que fue el ‘Primer nacido de la creación’ se convirtiera en el ‘primer nacido’ de los ‘hermanos’ y de nuevo levantara los ‘primeros frutos de los muertos’ (Athanasius. Discourse I Against the Arians, Chapters 59,75. Excerpted from Nicene and Post-Nicene Fathers, Second Series, Volume 4. Edited by Philip Schaff and Henry Wace. American Edition, 1892. Online Edition Copyright © 2005 by K. Knight).
El apologista y maestro Católico del siglo cuarto Lactantius escribió:
Pues puesto que el hombre consiste de dos partes, cuerpo y alma, de las cuales la una es terrenal, la otra celestial, dos vidas han sido asignadas al hombre: La una temporal, que es escogida para el cuerpo; la otra perdurable, que pertenece al alma. Nosotros recibimos la primera en nuestro nacimiento, nosotros alcanzamos la última esforzándonos, esa inmortalidad podría no existir para el hombre sin ninguna dificultad. La terrenal es como el cuerpo, y por lo tanto tiene un fin; pero esta celestial es como el alma, y por lo tanto no tiene límite. Nosotros recibimos la primera cuando éramos ignorantes de ella, esta segunda a sabiendas; pues es dada a la virtud, no a la naturaleza, porque Dios deseaba que nosotros deberíamos procurar vida para nosotros mismos en vida.
Por esta razón Él ha nos ha dado a nosotros esta vida presente, para que nosotros podamos sea perder esa verdadera y eterna vida por nuestros vicios, o ganarla por la virtud… Pues otros animales se inclinan hacia el suelo, porque ellos son terrenales, e incapaces de inmortalidad, que es de los cielos; pero el hombre es derecho y busca arriba en el cielo, a causa de la inmortalidad propuesta a él; que, sin embargo, no viene, a menos que sea dada al hombre por Dios. Pues de otra manera no habría diferencia entre el justo y el injusto, puesto que todo hombre que ha nacido se convertiría en inmortal. La inmortalidad, entonces, no es la consecuencia de la naturaleza, sino la retribución y recompensa de la virtud… Dios busca ser adorado, y ser honrado por el hombre como un Padre, para que él pueda tener virtud y sabiduría, que sólo produce inmortalidad. Pues porque ningún otro salvo Él mismo puede conferir esa inmortalidad, puesto que Él solo la posee, Él la concederá a la piedad del hombre, con la cual él haya honrado a Dios, esta retribución, para ser bendecido por toda la eternidad, y para estar por siempre en la presencia de Dios y en la sociedad de Dios. (Lactantius. Divine Institutes, Book VII, Of a Happy Life, Chapter 5).
El Obispo Ambrosio de Milán, del siglo cuarto, escribió:
La tercera muerte es esa de la cual se dijo: “Deja que los muertos entierren a sus propios muertos”. En esa muerte no sólo la carne sino también el alma perece, pues “el alma que pecare, morirá”. Pues ella muere para el Señor, a través de la debilidad no de la naturaleza sino de la culpa. Pero esta muerte no es el descarte de esta vida, sino una caída a través del error… Los paganos en su mayoría se consuelan a sí mismos con el pensamiento, sea de la común miseria, o de la ley de la naturaleza, o de la inmortalidad del alma, Y sería que sus declaraciones fueran consistentes, y que ellas no transmitieran a la maltrecha alma en un número de extremadamente enfermas monstruosidades y figuras!
Pero qué deberíamos hacer nosotros, cuya retribución es la resurrección, si bien muchos, no siendo capaces de negar la grandeza de este regalo, rehusan creer en él? Y por esta razón nosotros lo mantendremos, no sólo por un casual argumento solamente, sino puesto que muchos de nosotros somos capaces… el florecimiento de la resurreccin es la incorrupción. (Ambrose of Milan. Book II. On the Belief in the Resurrection, verses 37, 50, 54).
De esta forma incluso en el siglo cuarto, la inmortalidad de los humanos no era enseñada como es ahora aceptada por Católicos y Protestantes. Pero esto aparentemente cambió puesto que muchos que profesaban el Catolicismo terminaron saliendo con un respaldo en el Mithraísmo (tales como el Emperador Constantino).
El Mithraísmo enseñó la inmortalidad del alma
En el siglo cuarto, hubo una especie de mezcla entre las iglesias Greco-Romanas y muchos que habían sido seguidores del dios-sol Mithras. Y aunque los Greco-Romanos no adoptaron todo lo que estaba asociado con el Mithraísmo, ellos adoptaron algunas prácticas y creencias que tenían aquellos que seguían a Mithras.
Aunque muchos emperadores romanos habían sido seguidores de Mithras, ellos tendían a distanciarse de las formas del cristianismo. Sin embargo esto cambió con el Emperador Constantino.
La Enciclopedia Católica reporta:
…fue especialmente en la parte occidental del imperio que la veneración de Mithras predominó. ¿No sería posible juntar a todas las diferentes nacionalidades alrededor de sus altares? ¿No podría el Sol Deus Invictus, a quien incluso Constantino dedicó sus monedas por un tiempo o el Sol Mithras Deus Invictus, venerado por Diocleciano y Galerio, convertirse en el supremo dios del imperio? Constantino puede haber ponderado sobre esto. Ni habría él rechazado absolutamente el pensamiento incluso después de un que un milagroso evento lo influenciara a él en favor del Dios de los cristianos… Como pontifex maximus él observaba la adoración pagana y protegía sus derechos… Es verdad que los creyentes en Mithras también observaban el domingo como también los cristianos. En consecuencia Constantino habla no del día del Seor, sino del perdurable día del sol. (Herbermann, Charles, and Georg Grupp. “Constantine the Great.” The Catholic Encyclopedia. Vol. 4. New York: Robert Appleton Company, 1908. 1 Sept. 2008 <http://www.newadvent.org/cathen/04295c.htm>)
Debería mencionarse que las monedas dedicadas a Mithras todavía fueron producidas después de años de la supuesta aceptación del “Cristianismo” por Constantino.
El Mithraísmo enseñaba la inmortalidad del alma. Y si bien esa no fue la posición original de las iglesias Greco-romanas, los eruditos reconocen que tanto el Mithraísmo y la corriente principal del cristianismo terminaron con una enseñanza similar sobre este tema:
Los parecidos entre el Mithraísmo y el Cristianismo pueden resumirse brevemente, –creer en la inmortalidad del alma (Aiken C.F., Mithraism and Christianity. The Catholic University bulletin, Volume 19, 1913. Original from the University of Michigan, Digitized Dec 19, 2008, p. 380)
Ellos ambos admitían la existencia de un Cielo habitado por beatificados, situado en las regiones de arriba… ambos, finalmente, creían en la inmortalidad del alma. (Cumont, Franz. Translated from the second revised French edition by Thomas J. McCormack. The Mysteries of Mithra. Chicago, OThe Catholic University bulletin Author Catholic University of America Publisher Catholic University of America., 1913 Item notes v. 19 Original from the University of Michigan Digitized Dec 19, 2008pen Court [1903] p. 193).
A causa de la fuerte influencia del Emperador Constantino (quizás combinada también con los escritos de Gregorio el Hacedor de Milagros), debería ser de poca sorpresa que los Greco-Romanos comenzaran a cambiar para aceptar una enseñanza contra la cual ellos enseñaron originalmente. Pero por un tiempo, la opinión de la “inmortalidad del alma” estuvo en minoría.
Otros también notaron algo de esto. Aquí está algo de lo que el finado Martin Luther King, Jr. escribió acerca de ello en un artículo fechado en noviembre 23, 1949:
En Avesta, Mithras era el genio de la luz celestial… La doctrina de la inmortalidad del alma era otra opinión que fue muy prominente en el Mithraísmo… De todos los cultos de misterio, el Mithraísmo fue el más grande competidor del Cristianismo… Que los cristianos copiaron y tomaron prestado del Mithraísmo no puede ser negado. (King ML. The papers of Martin Luther King, Jr, Volume 4. Clayborne Carson, Ralph Luker, Penny A. Russell editors/compliers. University of California Press, 1992, pp. 213-214, 217, 222, 224).
Así, la inmortalidad del alma era una opinión prominente dentro del Mithraísmo y los Greco-Romanos la adoptaron para su forma de “cristianismo”. (Para más sobre el Mithraísmo, por favor chequee ¿Practica usted el Mithraísmo?).